A veces me siento un Ahuhuehuete y otras me siento un bonsai... No. Últimamente era un bonsai así, todo pachichi, todo agüeitado, todo buuuuu, porque si lo pensamos los bonsai no están tan tirados al catre, más bien hasta podrían decirse bonitos, pero cuando uno es el señor bonsai de los bonsai apachurrados y secos y deshojados, pues ahí sí la cosa cambia. Se vuelve horripilante.
En mi condición bonsaiyesca no había tenido ni ánimo ni tiempo de escribir nada de nada porque con la bipolaridad que se carga la tierra y sus idas y vueltas del frío al calor y del calor al frío, la gente enferma como si hubieran remate de infecciones y las farmacias se llenan onda concierto masivo de Chente. Y hablando de Chente ¿qué tranza con la cosa ésta de Bésame Mucho?
Podría escibir más, pero mi hora de comida ya está muriendo y enfrente de mí, está una ñora que tiene 26 minutos exáctos viendome feo, requetefeo y como dicen que las miradas matan, mejor ahí la dejamos.