Hace tanto, tanto tiempo.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Uno puede un día agarrar sus cosas- las pocas o muchas que se tenga- y partir.

Así, literalmente yo no agarré nada, más que las letras.

Me fui y si debo responder a dónde, ni siquiera lo sé, aún sigo en la farmacia-con todo y que los medicamentos lejos están de curar el alma- aún pienso que eso de poder pagar el teléfono es el mayor reto mensual ;y aún me gustaría mucho despertar un día y descubrir que mucho de lo que pasó éste año- lo más vital- no ocurrió. Que fue un sueño.

Pero no, uno sigue yendose a ninguna parte.






Ah, sí. Regresé.