Los declaro...

martes, 29 de abril de 2008

Afuera llueve. Llueve a raudales, como cuando Verónica ve los finales de sus telenovelas con tormentas en los ojos y no hay poder humano ni sobrehumano que la convenza de que lo deje.

Yo estoy en la casa, porque no están para saberlo ni yo para contarlo, pero el dueño de la farmacia donde trabajo, el señor Álvaro, dijo que se sentía demasiado triste como para abrir esta semana. Así, triste. Entonces nos dio vacaciones y ahora tengo esta semana para ver qué hago con mi tiempo.

Por lo pronto, el Pepue desde que se enteró de que iba a estar en lo que él llama"la cultura del ocio", me estuvo ruegue y ruegue y ruegue y ruegue para que vaya el 30 de abril, o sea mañana, a su escuela con mi botarga del Doctor Bara Bara y le ayude en la kermes como juez y case a todos los niños que quieran casarse y divorcie a todos lo niños que quieran divorciarse.

No pude negarme por la simple razón de que no tengo nada mejor que hacer y en esas ando. Como el Pepue es un niño muy responsable -casi al punto de la neurosis-ha hecho que me aprenda de memoria todo el numerito ese de acepta usted por esposa a...- y me ha puesto a practicar dos horas diarias desde el domingo pasado, lo que nos da un total de 8 horas de entrenamiento. Más preparada, ni el Papa en misa de matrimonios comunitarios.

Y como me niego rotundamente a ir sola a ese asuntillo, le he pedido a mi primo José que me acompañe y no sólo eso, sino que me acompañe y funja como mi secretario. ¿Eh? ¿Qué tal? Con secre y toda la cosa.

Sólo espero que el doctor Bara Bara no me salga con eso del pánico escénico y a la mera hora no diga nada de nada. Creo que el Pepue no lo soportaría...

Unas cuantas arruguitas...

domingo, 27 de abril de 2008

Estos dos fines de semana me la pasé sociabilizando. Así, como suena.

Empiezo con el de hace ocho días:

Mi primo José ya habia amenazado con que lo acompañara al asilo donde es voluntario para el evento que le hacen a los viejitos, nada más porque le gusta un chavo.

Pues bueno, pasó por mi en su carcachita (un suru 85, color rojo) desde muy temprano porque no quería perderse de nada.

Llegamos y nos dieron un programa de mano...
´
Aquí hice una pausa, miré a José y le hice notar que él me habia dicho que ibamos a un baile a cuidar a los viejitos, algo así como chaperones, NOOOO a hacer quién sabe qué actividades.

José me sonrío y me dijo ¡Sorpresa! o alguna ñoñeria parecida que no me hizo nada de gracias, pero ya estaba ahí.

Si alguién duda de la vitalidad de un viejito, debo decir que no hay gente más inquieta que ellos.

¡Cuántas cosas se pueden hacer en un asilo!

Empezamos con la clase de origami; a mí esas cosas no se me dan pero si nadita, según me enseñaron a hacer un caiman, pero aquí entre nos, me quedó una especie de rana con malformaciones congénitas.

El primo José sí que se esforzó y se rifo con un Yoda, nada más porque al chavo que ahora sé se llama Octavio, le gusta mucho esa saga.



Nótese la expresión de sabiduria que logró captar.



Luego a las clases de danzón y tango. Bueno, esto es un infierno, pensé mientras pisaba por vigésima vez a mi pareja de baile, el abuelo Esteban.

Aquí debo de aprovechar para agradecerle tanta paciencia, ni un instante se quejó, antes al contrario, todo el tiempo fue un No hay cuidado; A todos nos cuesta trabajo algo; Hay gente que nace con dos pies izquierdos; Me toca revisión con el doctor el lunes, seguro él sabe curar esas heridas...

Despues de eso, la comida. Ahi mi primo José estaba que no cabia de gusto, lo sentaron, es decir, nos sentaron justo enfrente de Octavio. José juraba y perjuraba que si hubiera ido solo, ya estaría platica y platica. Es que el tipo en cuestión iba muy acompañadito de lo que yo creo es una novia, aunque José se empeñe en decir que son sólo amigos.

Para eso de las 3, tocó función en la sala de televisión, vimos una pelicula que según el Pepue, al que le pregunté despues, es un clásico del melodrama: Lágrimas de Antaño. ¡Dios mío! Que historia, debo de admitir que el corazón de Marieta sufrió los más de cien minutos que dura esa cosa.

Ya para las seis, sesión de lotería. No gané nada. José en cambio sí que se llevó una despensa completita. Sólo me dio unas galletas de animalitos.

A la salida, José se topó con Octavio cuando iban por los carros y como Octavio trae un vocho antiguo, aproveché para preguntarle exactamente qué año era. Terminamos hablando de autos, bueno, qué se le va a hacer si siempre ando con el Gran Capi. Y ahí fue donde me dijo su nombre.

Ya para irnos, le dije como no queriendo que José era voluntario y fue entonces cuando Octavio se le acercó a José y le estrechó la mano. Pero si te he visto por acá, dijo mientras le sonreía.Despues nos dijimos Hasta luego; por aquello de que esas reuniones son bimestrales. Ni modo.

Mientras nos poniamos el cinturon de seguridad-una de las reglas irrompibles del Gran Capi- le hice notar a José que lo habia sorprendido en su segunda mentira, pues él me había jurado y perjurado que este chavo le hablaba mejor que a nadie en el mundo. José se justificó diciendo que sí le hablaba, pero con el lenguaje de las miradas, pues -según la mente enferma y obsesiva de mi primo- Octavio todooo el tiempo lo estaba mirando.

De regreso, fuimos lentísimos, pues José se negaba a destruir tan rápido el encanto de sentir el roce de sus manos y nomás no metía las velocidades con la derecha.

Ingrata o el extraño corazón del Papiu...

jueves, 17 de abril de 2008

Ayer el Papiu sí se pasó de lanza.... resulta que de unos días para acá, andaba medio raro, medio borracho, medio orate, medio ido, medio menso, medio baaaa.


Hace dos semanas de la nada, se paró enfrente de la televisión y nos obligó a que lo miraramos; entonces se salió al patio y regresó con una gatita blanca, nariz rosada, ojos azules. Nosotros pusimos cara de qué tranza, ahora qué.

Pues anda, el Papiu se habia enamorado, o al menos eso creímos, porque no dejaba de lamerla y de maullar. Papiu es todo un romántico, pensé y por un momento dejé de odiarlo. Entonces me acerqué y trate de tocar a la gata en cuestión, ella me arañó. Pinche Papiu, ya le calentaste la cabeza, pensé mientras regresaba a mi lugar y mientras la abuela Cari no dejaba de reir.

Mamá-que en el fondo es toda una celestina-fue por una caja y luego luego les acomodó su lecho de amor. El Pepue dijo que se parecian a la Dama y el Vagabundo ¿? Pero si son gatos, dijo Verónica; sí, bueno, pero tambien se aman, contestó el Pepue todo ruborizado.

Al Gran Capi no le pareció tan buena la idea, dijo que a fin de cuentas, esa gatita no le daba tan buena señal pues a leguas se le veía la cara de mustia.





Nótese la lengua seductora, y los ojos de diva que pone





El abuelo Rafa en ese instante le pegó al Gran Capi para que se callara. Shhhh le dijo, el Papiu te puede oir. El Gran Capi dijo que no le importaba y que mejor que lo escuchara porque las mujeres -y en este caso- las gatas son todas unas ingratas. Todas menos tú, le dijo a mi mamá.


El Papiu se llevó a su amada a la caja y nosotros nomas no dormimos en toda la noche. Esos gatos sí que saben amarse y no se andan con jaladas.


Bueno, pues el idilio duró unos cuantos días porque por ahi del cuarto, el Papiu nomás no la encontraba por ningún lado, se pasó toda la noche en vela, pegadote a la ventana, mirando, con la esperanza de que apareciera por algún lado. Nada.


El Gran Capi entonces, sirvió un poco de leche en su tazón y se sentó con él a ver el horizonte mientras ambos daban un gran trago a la leche caliente.


Al quinto día, el Papiu ya andaba todo mugroso-más de lo debido- y el Pepue llegó gritando que le habia parecido ver a la gata con el gato negro de la viuda, en su azotea. Todos corrimos a la casa en cuestión -incluyendo al Papiu-y todos al unísono vimos claramente a la mala, a la perdida, a la infiel gata lamiendo al Gato Viudo.


El Papiu se dio la media vuelta y se perdió por toda la calle mientras la abuela Cari decía que al menos el Viudo ya había encontrado el amor despues de tanto años- el trágico episodio del atropellamiento de Mica, su espogata todavía se recuerda- nos fuimos a dormir.


El Papiu se perdió como dos días, mamá lo llamaba en las noches y el Gran Capi le decia que lo dejara que se le curara el corazón. Pero ayer...

Ayer cuando todos regresamos del cine- el Pepue insistió en que teniamos que ir a ver una película llamada Control- nos encontramos con la sorpresa de que el Papiu se habia dado la gran vida en nuestra ausencia. Él y toda su pandilla, una bola de gatos pandrosos y flojos que nada más se la pasan cabuleandose.

Chequen que hasta botanas se sirvieron los condenados...


A mamá le dio el patatus y todos esperamos su soponcio, pero no llegó.

El Gran Capi la agarró para que no se cayera y rió, rió de buena gana y mientras le salian las lágrimas y se le escurrian por sus cachetotes, empezó a recoger la sala.

Y mientras la recogía, a ratos abrazaba al Papiu y lo felicitaba porque su corazón ya había sanado.

Jaifay

miércoles, 16 de abril de 2008

Pues estuve pensando seriamente... y como mi buen primo José me mandó una invitación a una cosa llamada jaifay, pues me animé y me hice el mio.

Si le quieren dar un lente den clik aquí:

http://marietalavida.hi5.com

Y a ver qué les parece; pueden escribirme si quieren y si no... pues tan amigos como siempre.

Bara Bara

lunes, 14 de abril de 2008

Estoy en mi hora de comida. Sí, me dan hora de comida, entre las 2 y las 3 si no hay gente; entre las 4 y las 5 si hay mucha. Hoy hubo mucha.

En la hora de la comida hago muchas cosas porque sólo llevo una torta o a veces fruta y esa se acaba en 15 minutos. Entonces me quedan 45 para hacer pavadas.

A veces camino por la calle y miro los aparadores de una tienda de ropa que está a unas cuadras de la farmacia; otras sólo me siento en el parque y miro a un niño cejon y flaco, muy flaco jugar con un hipopótamo de piedra. Otras le llamo a mamá para preguntarle cómo está el abuelo Rafa -pescó un resfriado desde hace dos semanas- hoy decidí venir a escribir.

Es un poco complicado escribir si traes tu ropa de trabajo, y es complicado porque mi ropa no es una ropa, es una botarga. La botarga me estorba para todo, es que es una botarga gordita, y debe vivir con eso.

El otro día un mugre escuincle se esperó a que me diera la vuelta para agarrar más volantes y entonces me pateó, bueno pateó el trasero del respetable Doctor Bara Bara, que es la imagen de esta honorable farmacia.

Todos rieron y yo no pude hacer más que ignorarlo, pero no conforme con esto y al ver que tenía sus 15 minutos de fama, me pateó dos veces más. Entonces me enojé y lo perseguí por toda la cuadra, mientras el chamaco lleno de espanto le suplicaba clemencia al Doctor Bara Bara.

Debo de confesar que me detuve no por gusto, sino porque mi primo José me alcanzó para según él, hacerme entrar en razón.

Fue mucha mi sorpresa cuando lo vi frente a mí, ya no habia sabido nada de él desde el bautizo ese y verlo ahi; sosteniendo la inexistente cintura del Doctor Bara Bara me sacó de onda.

Mmmmm.... creo que fue entre sorpresa y gusto porque bueno, a fin de cuentas somos familia ¿no? Como era casi casi mi hora de comida, me fui con él y pedimos unas flautas en la Fonda "El cielo de los artistas" que está enfrente de la farmacia.

José me empezó a hacer preguntas de esas que sólo los estudiados de la filosofía pura se hacen: que si el hombre es un ser sociable por naturaleza; que si qué fue primero, el huevo o la gallina: que si Dios existe o fue una necesidad del hombre; etc, etc... hasta que por fin me miró a los ojos y me confesó que está enamorado.

Resulta que conoce a un nuevo muchacho ¿no? en el asilo donde es voluntario; y este muchacho lo trata de pelos porque José es el cuidador de su abuelo y bueno... José anda vuelto loco porque dice que ha encontrado al hombre de su vida. ¿El hombre de su vida sabrá que José lo ama?

Lo vi tan emocionado que no pude "comentarle" que el hecho de que el tipo en cuestión visite a su abuelo los fines de semana y vaya de la mano de una muchacha no es buena señal. Pero en fin... en esto del amor, todos somos ciegos y muy pocos, son unos malditos tuertos afortunados.

Se quedó en la fonda esperandome hasta la hora de la salida. Me disparó una nieve de limón y nos fuimos en el micro para la casa- quería ver al abuelo Rafa- en donde se quedó hasta las diez de la noche.

Mientras esperabamos el autobus, me preguntó si lo acompañaba el próximo sábado al baile del mes que les hacen a los viejitos del asilo. No pude decir que no.

El abrazo tan fuerte que me dio, fue interrumpido por el ruido del tremendo golpe que el Mudo se dio al caerse de su bicicleta justo enfrente de nosotros.

José intentó ayudarlo para que se parará, pero el Mudo no dejó que lo tocara siquiera. Se paró más rápido que un rayo.

Creo que el golpe le dolió mucho porque alcancé a notar una especie de lágrima mientras me miraba.

Se fue como alma que lleva el diablo y yo vi como se alejaba.

De los últimos 100 años

jueves, 10 de abril de 2008

No habia podido escribir por 2 razones:

1) Al Pepue le ha dado por querer emprender un negocio, uno que según él le va a dar para estudiar hasta su doctorado -sí, el Pepue es un cerebrito- pues ha decidido vender películas piratas, de todo género, aunque en realidad su fuerte son las de "arte" ¿? y se la ha pasado todos estos días acaparando el interné y por si eso fuera poco, cuando trato de conectarme, nada más me dice que sí, pero no hace nada.

Según el Pepue tiene que ver con algo de una banda ancha que se ha hecho angosta de tanto estar baje y baje. El otro día, despues de cenar, nos dijo que tenía una nueva peli, una muy buena y que nos va poniendo una llamada Juno. ¡Pero qué película! pensé, esa niña sí que sabe vivir, no como su servidora, yo no sé mucho de eso, pero este chamaco que cada día nos sorprende más, salió conque estaba bien escrita y no sé que tantas cosas. Siempre hay un momento en que indiscutiblemente sólo empiezo a oir bla, bla, bla, me digan lo que me digan, para mí todo es un bla, bla, bla.

Y en esas anda. Ya se gastó unas tintas y el Gran Capi me mandó a comprarlas a la Plaza de la Compu. El Gran Capi dice que no debemos limitarlo, si el Pepue ve negocio en eso es porque lo hay. Mamá le compró una mesa de plástico y una silla y el Pepue se ha puesto toda la semana. Empezó con 2 pelis y ahora ya vende 15. Yo le dije que mejor ibamos a Tepis a comprarlas, pero él dijo que no todas se consiguen de buena calidad y no sé que tantas cosas más. Yo en el fondo creo que le da miedo ir allá desde esa vez que casi casi nos asaltan.

Y la segunda razón es porque...

2) Ya entré a trabajar, ¡Sí! a ver cuánto me dura, a final de cuentas me decidí por lo de la botarga de farmacia. Pero no sé qué pensar, como no es del Doctor Simi, sino de uno chafa, pues como que no me respetan mucho que digamos. Resulta que el dueño de esta farmacia sólo un día llegó a la conclusión de que el éxito del Simi era el Doctor y se creo el suyo. La verdad es muy parecido, pero con más pelo y muchisimo más barriga, que dizque porque en la barriga está lo simpático del mono. ¡¡¡Y con este calor!!! Creo que he bajado como 3 kilos en saunabotarga.

Bueno, espero seguir escribiendo en los ratos en los que el Pepue se distrae o en los que la banda ancha se acomoda a sus anchas.

A veces...

jueves, 3 de abril de 2008

Me pasa que no quiero hablar con nadie y a todos se les ocurren mil cosas que decirme





Me pasa que quiero un abrazo y el Papiu me suelta el arañazo (arrrrrrr)





Me pasa que no quiero mirarme al espejo y Verónica me pide que le arregle el cabello





Me pasa que no tengo hambre ni ganas de nada y el Gran Capi trae barbacoa





Me pasa que quiero dormir y dormir y dormir y la abuela Cari me manda por la leche a las 6 de la mañana.





A veces me pasa que pasa la vida y Marieta sigue pegada al sillón, el sillón a la sala, la sala a la casa, la casa a la cuadra, la cuadra al barrio y en el barrio no pasa nada.

759 años

martes, 1 de abril de 2008

¡Madre Santa! dijo la abuela Cari cuando se enteró de la sentencia de la Mataviejitas y después no cerró el ojo en toda la noche.

A eso de las 3 de la mañana, el abuelo Rafa fue a despertar al Gran Capi para decirle que la abuela nada más no se quería dormir, estaba asustadísima. El Gran Capi paró a mamá y mi mamá en un ataque de ira -nada le molesta más que le quiten su preciado sueño- despertó a todo el batallón.

La abuela Cari simplemente estaba paralizada del miedo, nada la calmaba. Entonces el Pepue sacó un libro de ángeles -sí a veces es ñoño- y le explicó que su angélito la estaba cuidando desde bla, bla, bla. Ese argumento le hizo lo que le viento a Juárez a la abuela.

Bueno abuela, no nos hagamos, tenemos de dos: o desembucha qué es lo que tiene o tomo el télefono y le digo al Javi que venga por usted; dijo mamá mientras casi casi sacaba espuma de la boca.

Ante tal amenaza -la llegada del tío Javi, un militar hecho y derecho- la abuela Cari no tuvo más remedio que confesar que el miedo a que la Mataviejitas intentará escapar, la tenía sin pegar el ojo.

Silencio total...

El Gran Capi se aclaró la garganta, se acomodó el pantalón de su pijama y dio vueltas en círculo. Mi madre si que no tiene en qué matar el tiempo, pensó , pero sólo dijo: Entiendo tu miedo mamá, pero no pasa nada, la policía la tiene muy bien vigilada.

No, no, no y no, esa mujer del demonio se va a escapar y va a venir por mí, lo sé, lo sé, diles, Rafael, diles que no estoy mintiendo.

Miradas hacia el abuelo Rafa. Encogida de hombros del abuelo Rafa como respuesta.

Veronica entonces abrió la bocota ¡Noooo por Dios! pensé yo, pero guardé silencio. No te preocupes abue, aprende del abuelito Rafa, él no tiene miedo. ¿? pensamos todos, pero sólo asentimos con la cabeza.

La abuela Cari entonces tomó aire. No soy tan tonta como para NOOO darme cuenta de que una Mataviejitas, no mata viejitos, Verónica. dijo al tiempo en que se levantaba para corrernos a todos de ahí.

Mamá entonces lanzó su ultimatum: Pues si no quieres dormir, nosotros sí. Y apagó la luz.

El Pepue corrió para que no le alcanzara el diluvio que se veía venir, pero ahora que lo pienso, creo que exageró, porque lo único que hizo la abuela Cari fue ponerse sus pantunflas, levantarse, regresar con el Papiu y acostarse.

En la mañana cuando le pregunté cómo habia amanecido, la abuela Cari, con una sonrisa de oreja a oreja me dijo que muy bien, pues había dormido con el guarura más rudo del mundo...