MICHAEL JACKSON. Pide al tiempo que vuelva.

domingo, 28 de junio de 2009

Cumplir años es toda una odisea. Empezando por el hecho de que es una onda de sensor de popularidad en donde los más frágiles optan por el "A mí no me importan los cumpleños" "Las fiestas fuchi fuchi" "Eso no es para mí" y bla bla bla.

Así uno abre los ojos y cae en la cuenta: Anda la osa es mi cumpleaños; y con ese peso- el de ser un año más viejo- pone un pie afuera de su cama, asimilando la magia del tiempo- o del calendario juliano- en dónde te indican que te acostaste de una edad y despertaste con otro y no hay demencia de por medio.

Luego.... luego viene lo otro: Silencio... silencio... esperas, esperas a ver a qué hora las mañanitas van a sonar, a ver a qué hora la voz de Cepillín inunda tu casa preguntándote si son 5, 6, 7 8 pinocho... Si suena pues ya la libraste, te pones rojo, sonríes: Ahhh no lo esperaba, ahhh muchas gracias...

PEROOOO si no suena, si ni siquiera suenan Lalo y sus ardillas q.e.p.d. -Lalo, no las ardillas- entonces te das cuenta de que pasas indavertido por tus seres queridos o en el peor de los casos te das cuenta de que no tienes seres queridos o recuerdas que no eres querido por nadie. Una vez superada la fase 1: Mañanitas. Viene la fase dos: abrazos. Te encuentras- por decir algo- con tu mamá. Si ni ella que es la directamente involucrada en el asunto te felicita, las cosas no marchan bien en tu raiting de popularidad, porque siendo sinceros que ya ni tu mamá se acuerde del día en que dejaron de cantar: Tú y yo somos uno mismo uhh ohhh... para entonar: Te vas porque yo quiero que te vayas... y tenga que naces (ja) ya para que ni ella se acuerde, es un problema.

Supóngamos pues que por naturaleza- o por ser optimistas- se acuerda, te felicita y te da un abrazo. Bueno, ahi la llevas, peroooo luego siguen los demás; ya ni sabes si te pasas de largo o saludas a la señora de los tamales que te mira con toda la intención de abrazarte; total que te detienes frente a ella y piensas bueno, bueno, ande señora abrace, abrace, pero nada, caes en cuenta de que lo único que quería era ofrecerte la nueva línea de tamales aires del tiempo. Ni pex.

Pasas junto al Mudo (por poner un nombre jijijiji) y se te queda mirando, se te queda mirando y cuando lo tienes enfrente lo único que alcanza a decir es que ayer llovió, hoy parece que lloverá y mañana quién sabe. Es un acertijo, piensas mientras sigues caminando, pero el Mudo te grita a lo lejos un Feliz Cumpleaños y tú te detienes y tambien a lo lejos, por imitación, le gritas un Graciassss.... mientras te das la media vuelta.

En tu trabajo, no, mejor dicho en la esquina que da a tu trabajo, te encuentras con el señor Álvaro (por poner otro nombre jijiji) y él pone en el megáfono de la farmacia el ocho pinocho de Cepillín y tú te llenas de pena y de rojo jitomate.

Total que cuando piensas que ya la libraste-porque en eso de los cumpleaños y las celebraciones no eres un master- sales temprano del trabajo y llegas a tu casa en donde el Capi y el abuelo Rafa y el Primo José y bueno hasta el Papiu te tienen un pastel de tres leches cubierto de chocolate.

Ya luego, luego pasan los días, Verónica te canta la última de banda Cuisillo y el Pepue te hace una carta astral en donde no te dicen que el Rey del Pop morirá, pero muere.

Y tú te quedas recordando que hace muchos pero muchos años el Gran Capi te llevó a ver a Michael Jackson y que de eso tienes pocos recuerdos, poquitititos, y que te gustaría tener más, pero llegan los cumpleaños y el tiempo y uno aunque quiera, no se queda con todo lo vivido y sí con lo poco recordado.






Y sí, todo el mundo está hablando de Michael Jackson en estos tiempos pero ¿Quién puede evitarlo? Al césar lo que es del césar ¿Qué no?