El bautizo

lunes, 24 de marzo de 2008

De plano madrugué el domingo. El Gran Capi -mi papá- me dijo que teniamos que irnos bien tempranito porque habiamos tenido el honor de ser invitados al Bautizo de Alizee, la nueva nieta del sobrino de la prima de la abuela Cari. ¿?

A las 7 de la mañana, el agua ya estaba fría -ese viejo boiler namas no caliente ni una tortilla- por un momento pensé que no bañarse no era tan serio, pero despues recordé que como habian cortado el agua el sábado por eso de la Gloria, tampoco me habia bañado. Nadie lo habia hecho.

La cola para purificarnos de nuestros mugrosos pecados estaba encabezada por la abuela Cari, que quería verse muyyyyy elegante, pues no era cualquier cosa volver a ver a Juanita, su prima y compañera de parrandas de la infancia. En el baño estaba Verónica. Mmmta, pensé, Verónica tarda ¡años! y más ahora que se ha cambiado por enésima vez de look y tiene que hacerse un dichoso alaciado que le lleva más de media hora.

Como a eso de las ocho, la abuela Cari saliá muy perfumada -usó para enojo de Verónica, la loción para baño que compró en abonos con Rosa, la del Avón- y con uno de sus mejores vestidos.

Despues de un baño de agua helada, salimos todos los Díaz listos para la diversión.... bueno yo no iba tan emocionada, me marea la carretera.

Afortunadamente, la dichosa fiesta era adelante de Texcoco, a unos 20 minutos, en un pueblo llamado Barrio Huitznahuac, en Chiautla.

Justo adelante de los Reyes, por la Magdalena, el Pepue -mi hermanito de 11 terribles años- se sintió mal -y cómo no, si una noche antes no dejó ni un suspiro del litro de helado de chocolate que el Gran Capi nos compró- y tuvimos que buscar un baño. No habia nada. Por fin, un vigilante de una escuela de computación, se apiadó del enrojecimiento del Pepue y pudo desahogar sus males.

Llegamos a la fiesta. Noooo conociamos a nadie. Bueno, la abuela Cari y el abuelo Rafa sí conocian a varios.

Me presentaron con José, un primo a penas tres años menor que yo, que juraba y perjuraba que fuimos compañeros de juegos una vez que la abuela Cari me llevó para allá, por el año 1988. ¿Cómo se acuerda? ¡!

Toddaaaaa la tarde permaneció a mi lado, me sirvió agua de jamaica y barbacoa; me invitó un helado y se empeñó en que aceptara un luchador del Místico con cuerpo de peluchito que rodaba en un triciclo al ser jalado... ¡Es como el que me regalaste cuando veniste! Tanta insistencia me hizo terminar con el muñequito en el buró de mi cuarto.

Luego el tío nos enseñó la casa, ¿casa? ¡Tremendo terrenon ! Casi casi le faltó decir De aquí hasta donde alcancen tus ojos, hija, es mío.

La abuela Cari no paraba de reir del gusto, la prima Juanita le invitó un curado de avena y bueno... tuvimos que cargarla para meterse en La Roncha -la famosísisma troca del Gran Capi- Cari acabó hasta las chanclas. Y mientras la metiamos no dejaba de cantar Cartas Marcadas.

La prima Juanita vomitó junto al pastel de la recien bautizada Alizee y el tío le tuvo que echar una cubetada de agua fría para que reaccionara. Ese par sí que se divierte en grande.

Como a eso de las seis llegó la Banda, Verónica -que se había puesto una embarrada de pantalón, embarrada que por cierto dejaba ver una o dos lonjillas (ji ji ji) se pusó como pavorreal. Es mi meró mole, me dijo al tiempo en el que le enseñaba sus mejores dientes al ranchero de enfrente. El amor flotó en el aire. Resulta que el ranchero acababa de ser plantado en el altar hacia apenas unos meses y Verónica era la vivita imagen (sic) de la novia fugitiva. ¿Por qué no la odió?

El resto de la noche se la pasaron bailando y platicando. Pepue corria como potro salvaje por el patio trasero de la casa. Sólo se veía el polvo que dejaba a su paso.

Mi mamá platicaba con orgullo que Verónica había acabado la Universidad - sí, ella estudió la Universidad, no como su servidora- y ahora estaba decidiendose entre algunas ofertas de trabajo -¿cuáles?- ¿Y esta muchachita? dijo la tía, ¿Ésta? ¡Ah! ella es desempleada. (Nótese mirada reprobatoria por parte de los tíos)

¡Ufff! De ahí no me los quité, la tía me hacia comentarios del tipo Bueno, algunas mujeres nacen para ser amas de casa; ¿No tienes novio? ¿Quieres ser una quedada? ¡Alguien que me salve! pedí al Todopoderoso. Y el Todopoderoso, respondió.

El primo José me invitó a bailar, yo acepté gustosa. No sé ni jota de ese asunto de mover las piernas, pero cualquier cosa era mejor que estar sentada al lado de la tía. Bailé, mal, pero platiqué mucho con el primo. Como a eso de las 12 de la noche, el primo me hizo una confesión, porque somos parientes, casi hermanos, me dijo. Resulta que el primo quiere ser prima... Así como suena, prima. Es toda una mujer en su interior, pero nadie lo sabe. ¡Ujule! ¡Y no sólo eso! ¡Quieres ser una mujer como yo! ¿What?

Pero si yo soy un muy malo ejemplar femenino, le dije, soy antimujer, nada femenina, nanais, never, nop... Se como Verónica, le dije, te va a ir mejor, No, cómo tú, me dijo.... Bueno, ahi sí no supe ni jota del joto (ji ji ji) No, en serio, no supe qué decir, mas que un ¿Gracias?

Ya para las 2 de la mañana, el Gran Capi nos dijo que era hora de partir, el primo José me pidió mi número de cel, o mi correo, o los dos... para seguir en contacto, primiux, me dijo y yo se los di... Por no dejar...

El camino de regresó fue silencioso, el Pepue ya iba hasta roncando -el pobrecito se reventó por correr de más- mamá iba pensando seguramente en la vergüenza que le hizo pasar la abuela Cari, la abuela Cari iba con un hilo de baba colgando por tanto pulque, el abuelo Rafa iba pensando que a lo mejor si se hubiera quedado en el pueblo, en lugar de buscar fortuna en el DF... Verónica iba suspirando por su ranchero y el Gran Capi y yo ibamos escuchando esa canción que versa How does it feelHow does it feelTo be without a homeLike a complete unknownLike a rolling stone?...

Sí, el Gran Capi es un rockero de corazón.

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