Made in

lunes, 31 de marzo de 2008

Son las 9 de la mañana, ya me bañé, ya me peiné, ya desayuné, ya me entristecí. Ni modo.

Así pasa, no hay explicación, no hay motivo, no hay causa pero sí hay consecuencias, siempre hay consecuencias. Recuerdo una vez en que desperté con la tristeza saliendose hasta por los codos. La abuela Cari, me pidió que la llevara a comprar unas flores al mercado, porque según ella tengo bueno ojo para eso. ¡Todas las veía marchitas! Ninguna valía la pena. ¡Pero si es primavera! dijo la abuela y con toda razón. Pues no hay nada. Terminamos comprando unos claveles que para cuando llegamos a la casa ya se habían unido con Nuestro Señor.

¡Ahhh! ¿Por qué será? A veces creo que hay algo dentro del corazón, algo que todos tienen pero que a mí me salió defectuoso, como hecho en Tepito, como pirata y me lo pusieron sin garantía, me lo dieron sin nota y no puedo reclamarle a nadie.

A ver cuánto me dura el asuntillo, hay ocasiones en que los chocolates ayudan, pero deben ser amargos, sino nada, nanais, never. En otras tengo que ir al centro a chacharear: camino por Donceles-mi calle favorita-y luego directo al Zócalo, estoy un rato y despues, indudablemente termino comprándome un helado de yogurt y mirando los aparadores del Monte de Piedad.

Pero hoy, particularmente, sensitivamente, razonablemente, instintivamente, ensordecidamente, el hueco que se siente en el estómago -hueco que de seguro deja la alegría- me dice que eso Nooo funcionará.


Estoy fregada.

1 cuchicheos:

Anónimo dijo...

Igual me siento a veces Marieta. Que chido que tú sabes escribirlo.