Ingrata o el extraño corazón del Papiu...

jueves, 17 de abril de 2008

Ayer el Papiu sí se pasó de lanza.... resulta que de unos días para acá, andaba medio raro, medio borracho, medio orate, medio ido, medio menso, medio baaaa.


Hace dos semanas de la nada, se paró enfrente de la televisión y nos obligó a que lo miraramos; entonces se salió al patio y regresó con una gatita blanca, nariz rosada, ojos azules. Nosotros pusimos cara de qué tranza, ahora qué.

Pues anda, el Papiu se habia enamorado, o al menos eso creímos, porque no dejaba de lamerla y de maullar. Papiu es todo un romántico, pensé y por un momento dejé de odiarlo. Entonces me acerqué y trate de tocar a la gata en cuestión, ella me arañó. Pinche Papiu, ya le calentaste la cabeza, pensé mientras regresaba a mi lugar y mientras la abuela Cari no dejaba de reir.

Mamá-que en el fondo es toda una celestina-fue por una caja y luego luego les acomodó su lecho de amor. El Pepue dijo que se parecian a la Dama y el Vagabundo ¿? Pero si son gatos, dijo Verónica; sí, bueno, pero tambien se aman, contestó el Pepue todo ruborizado.

Al Gran Capi no le pareció tan buena la idea, dijo que a fin de cuentas, esa gatita no le daba tan buena señal pues a leguas se le veía la cara de mustia.





Nótese la lengua seductora, y los ojos de diva que pone





El abuelo Rafa en ese instante le pegó al Gran Capi para que se callara. Shhhh le dijo, el Papiu te puede oir. El Gran Capi dijo que no le importaba y que mejor que lo escuchara porque las mujeres -y en este caso- las gatas son todas unas ingratas. Todas menos tú, le dijo a mi mamá.


El Papiu se llevó a su amada a la caja y nosotros nomas no dormimos en toda la noche. Esos gatos sí que saben amarse y no se andan con jaladas.


Bueno, pues el idilio duró unos cuantos días porque por ahi del cuarto, el Papiu nomás no la encontraba por ningún lado, se pasó toda la noche en vela, pegadote a la ventana, mirando, con la esperanza de que apareciera por algún lado. Nada.


El Gran Capi entonces, sirvió un poco de leche en su tazón y se sentó con él a ver el horizonte mientras ambos daban un gran trago a la leche caliente.


Al quinto día, el Papiu ya andaba todo mugroso-más de lo debido- y el Pepue llegó gritando que le habia parecido ver a la gata con el gato negro de la viuda, en su azotea. Todos corrimos a la casa en cuestión -incluyendo al Papiu-y todos al unísono vimos claramente a la mala, a la perdida, a la infiel gata lamiendo al Gato Viudo.


El Papiu se dio la media vuelta y se perdió por toda la calle mientras la abuela Cari decía que al menos el Viudo ya había encontrado el amor despues de tanto años- el trágico episodio del atropellamiento de Mica, su espogata todavía se recuerda- nos fuimos a dormir.


El Papiu se perdió como dos días, mamá lo llamaba en las noches y el Gran Capi le decia que lo dejara que se le curara el corazón. Pero ayer...

Ayer cuando todos regresamos del cine- el Pepue insistió en que teniamos que ir a ver una película llamada Control- nos encontramos con la sorpresa de que el Papiu se habia dado la gran vida en nuestra ausencia. Él y toda su pandilla, una bola de gatos pandrosos y flojos que nada más se la pasan cabuleandose.

Chequen que hasta botanas se sirvieron los condenados...


A mamá le dio el patatus y todos esperamos su soponcio, pero no llegó.

El Gran Capi la agarró para que no se cayera y rió, rió de buena gana y mientras le salian las lágrimas y se le escurrian por sus cachetotes, empezó a recoger la sala.

Y mientras la recogía, a ratos abrazaba al Papiu y lo felicitaba porque su corazón ya había sanado.

4 cuchicheos:

Édgar Omar Avilés dijo...

Narras bien chido :D

Anónimo dijo...

Se hace lo que se puede o por lo menos hago el intento. Gracias, gracias, gracias.

Unknown dijo...

De todas tus narraciones esta me gustó más. Sí :) Dan ganas de conocer al Papiu y seguirlo en más aventuras gatunas.
¡Saludos!

Unknown dijo...

¡Ah, veo que conoces al buen Edgar Omar!