Unas cuantas arruguitas...

domingo, 27 de abril de 2008

Estos dos fines de semana me la pasé sociabilizando. Así, como suena.

Empiezo con el de hace ocho días:

Mi primo José ya habia amenazado con que lo acompañara al asilo donde es voluntario para el evento que le hacen a los viejitos, nada más porque le gusta un chavo.

Pues bueno, pasó por mi en su carcachita (un suru 85, color rojo) desde muy temprano porque no quería perderse de nada.

Llegamos y nos dieron un programa de mano...
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Aquí hice una pausa, miré a José y le hice notar que él me habia dicho que ibamos a un baile a cuidar a los viejitos, algo así como chaperones, NOOOO a hacer quién sabe qué actividades.

José me sonrío y me dijo ¡Sorpresa! o alguna ñoñeria parecida que no me hizo nada de gracias, pero ya estaba ahí.

Si alguién duda de la vitalidad de un viejito, debo decir que no hay gente más inquieta que ellos.

¡Cuántas cosas se pueden hacer en un asilo!

Empezamos con la clase de origami; a mí esas cosas no se me dan pero si nadita, según me enseñaron a hacer un caiman, pero aquí entre nos, me quedó una especie de rana con malformaciones congénitas.

El primo José sí que se esforzó y se rifo con un Yoda, nada más porque al chavo que ahora sé se llama Octavio, le gusta mucho esa saga.



Nótese la expresión de sabiduria que logró captar.



Luego a las clases de danzón y tango. Bueno, esto es un infierno, pensé mientras pisaba por vigésima vez a mi pareja de baile, el abuelo Esteban.

Aquí debo de aprovechar para agradecerle tanta paciencia, ni un instante se quejó, antes al contrario, todo el tiempo fue un No hay cuidado; A todos nos cuesta trabajo algo; Hay gente que nace con dos pies izquierdos; Me toca revisión con el doctor el lunes, seguro él sabe curar esas heridas...

Despues de eso, la comida. Ahi mi primo José estaba que no cabia de gusto, lo sentaron, es decir, nos sentaron justo enfrente de Octavio. José juraba y perjuraba que si hubiera ido solo, ya estaría platica y platica. Es que el tipo en cuestión iba muy acompañadito de lo que yo creo es una novia, aunque José se empeñe en decir que son sólo amigos.

Para eso de las 3, tocó función en la sala de televisión, vimos una pelicula que según el Pepue, al que le pregunté despues, es un clásico del melodrama: Lágrimas de Antaño. ¡Dios mío! Que historia, debo de admitir que el corazón de Marieta sufrió los más de cien minutos que dura esa cosa.

Ya para las seis, sesión de lotería. No gané nada. José en cambio sí que se llevó una despensa completita. Sólo me dio unas galletas de animalitos.

A la salida, José se topó con Octavio cuando iban por los carros y como Octavio trae un vocho antiguo, aproveché para preguntarle exactamente qué año era. Terminamos hablando de autos, bueno, qué se le va a hacer si siempre ando con el Gran Capi. Y ahí fue donde me dijo su nombre.

Ya para irnos, le dije como no queriendo que José era voluntario y fue entonces cuando Octavio se le acercó a José y le estrechó la mano. Pero si te he visto por acá, dijo mientras le sonreía.Despues nos dijimos Hasta luego; por aquello de que esas reuniones son bimestrales. Ni modo.

Mientras nos poniamos el cinturon de seguridad-una de las reglas irrompibles del Gran Capi- le hice notar a José que lo habia sorprendido en su segunda mentira, pues él me había jurado y perjurado que este chavo le hablaba mejor que a nadie en el mundo. José se justificó diciendo que sí le hablaba, pero con el lenguaje de las miradas, pues -según la mente enferma y obsesiva de mi primo- Octavio todooo el tiempo lo estaba mirando.

De regreso, fuimos lentísimos, pues José se negaba a destruir tan rápido el encanto de sentir el roce de sus manos y nomás no metía las velocidades con la derecha.

1 cuchicheos:

Édgar Omar Avilés dijo...

Qué chido y melancólico día :)

salús!