Bara Bara

lunes, 14 de abril de 2008

Estoy en mi hora de comida. Sí, me dan hora de comida, entre las 2 y las 3 si no hay gente; entre las 4 y las 5 si hay mucha. Hoy hubo mucha.

En la hora de la comida hago muchas cosas porque sólo llevo una torta o a veces fruta y esa se acaba en 15 minutos. Entonces me quedan 45 para hacer pavadas.

A veces camino por la calle y miro los aparadores de una tienda de ropa que está a unas cuadras de la farmacia; otras sólo me siento en el parque y miro a un niño cejon y flaco, muy flaco jugar con un hipopótamo de piedra. Otras le llamo a mamá para preguntarle cómo está el abuelo Rafa -pescó un resfriado desde hace dos semanas- hoy decidí venir a escribir.

Es un poco complicado escribir si traes tu ropa de trabajo, y es complicado porque mi ropa no es una ropa, es una botarga. La botarga me estorba para todo, es que es una botarga gordita, y debe vivir con eso.

El otro día un mugre escuincle se esperó a que me diera la vuelta para agarrar más volantes y entonces me pateó, bueno pateó el trasero del respetable Doctor Bara Bara, que es la imagen de esta honorable farmacia.

Todos rieron y yo no pude hacer más que ignorarlo, pero no conforme con esto y al ver que tenía sus 15 minutos de fama, me pateó dos veces más. Entonces me enojé y lo perseguí por toda la cuadra, mientras el chamaco lleno de espanto le suplicaba clemencia al Doctor Bara Bara.

Debo de confesar que me detuve no por gusto, sino porque mi primo José me alcanzó para según él, hacerme entrar en razón.

Fue mucha mi sorpresa cuando lo vi frente a mí, ya no habia sabido nada de él desde el bautizo ese y verlo ahi; sosteniendo la inexistente cintura del Doctor Bara Bara me sacó de onda.

Mmmmm.... creo que fue entre sorpresa y gusto porque bueno, a fin de cuentas somos familia ¿no? Como era casi casi mi hora de comida, me fui con él y pedimos unas flautas en la Fonda "El cielo de los artistas" que está enfrente de la farmacia.

José me empezó a hacer preguntas de esas que sólo los estudiados de la filosofía pura se hacen: que si el hombre es un ser sociable por naturaleza; que si qué fue primero, el huevo o la gallina: que si Dios existe o fue una necesidad del hombre; etc, etc... hasta que por fin me miró a los ojos y me confesó que está enamorado.

Resulta que conoce a un nuevo muchacho ¿no? en el asilo donde es voluntario; y este muchacho lo trata de pelos porque José es el cuidador de su abuelo y bueno... José anda vuelto loco porque dice que ha encontrado al hombre de su vida. ¿El hombre de su vida sabrá que José lo ama?

Lo vi tan emocionado que no pude "comentarle" que el hecho de que el tipo en cuestión visite a su abuelo los fines de semana y vaya de la mano de una muchacha no es buena señal. Pero en fin... en esto del amor, todos somos ciegos y muy pocos, son unos malditos tuertos afortunados.

Se quedó en la fonda esperandome hasta la hora de la salida. Me disparó una nieve de limón y nos fuimos en el micro para la casa- quería ver al abuelo Rafa- en donde se quedó hasta las diez de la noche.

Mientras esperabamos el autobus, me preguntó si lo acompañaba el próximo sábado al baile del mes que les hacen a los viejitos del asilo. No pude decir que no.

El abrazo tan fuerte que me dio, fue interrumpido por el ruido del tremendo golpe que el Mudo se dio al caerse de su bicicleta justo enfrente de nosotros.

José intentó ayudarlo para que se parará, pero el Mudo no dejó que lo tocara siquiera. Se paró más rápido que un rayo.

Creo que el golpe le dolió mucho porque alcancé a notar una especie de lágrima mientras me miraba.

Se fue como alma que lleva el diablo y yo vi como se alejaba.

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