¿Cuánta distancia tiene que recorrer una gota antes de caer?

miércoles, 24 de septiembre de 2008

Me gusta la lluvia, me gusta mojarme. Cuando Marieta era chiquilla, brincaba en los charcos y dejaba que sus zapatos azules se empaparan. Luego venía Mamá toda regañona, toda Mjummmm... porque las temperaturas de 40 no me dejaban salir, ni ir al Kinder, ni comprar una nieve de limón, ni ver la tele, ni nadar en la improvisada alberca plastificada que dejaba sin aire al conserje; ni sentir una cabeza del tamaño que es una cabeza porque ¡Qué cabezota tan grande le hacen a uno las temperaturas! Ni jugar con el Mudo, ni con Isra, ni con nadie.


Una vez, me puse tan enferma que la abuela Cari convenció a Mamá de que me llevara con el señor de las nieves a que Me tronaran las anginas. ¿? ¡! ¿Qué tranza con eso? ¿Por qué se truenan las anginas? Marieta lloró. Jijijiji. Sí, lloró como niña, como mayate, como zacona, como cobarde.

Mamá dijo que naaaaa, que no tuviera miedo, que sólo me iba a agarrar mi brazo y por ahí, por la altura del codo iba a tronar algo, las anginas. ¿? ¿Qué qué? Le dije yo, Mamá, las anginas están en el cuello, por ahi, por ahí, NOOOO en los brazos. Sáquese, ese señor de seguro no sabe, Mamá, no sabe. Pero Mamá me llevó.

Esas 3 cuadras fueron las más largas de mi infanta vida y recuerdo que cuando llegamos a su puesto- baaaaaaaaa, un bote con rueditas- el señor me miró y luego miró a Mamá y le dijo que puess, disculpara pero que ya no tronaba anginas porque una señora se quejó de no se qué y que mejor habia decidido jubilarse, al menos de la profesión tronadora, porque de la profesión nevera, eso sí que no.

Mamá le rogó y le rogó y el señor- para fortuna de Marieta- nomás no accedió. Así me quedé. Asustada, enfermiza a la menor provocación, debilucha. Chales.

Luego, con el paso del tiempo, de los años, se me olvidó que me enfermaba tanto y ya no lo hice.

Ahora, en días como estos, todos nublados, todos llorosos de tanta tristeza, Marieta sale con un sueter- nomás por no dejar- con un paraguas rojo y unos convers azules a ver el chipi chipi, porque siempre es bueno saber que alguien siente lo que uno siente.

:)

2 cuchicheos:

°AcidRain° dijo...

Tiene razón… los días nublados son los mejores, momentos en que se cree se puede todo, ¿Por qué? Yo no sé, pero asi es.
Saludos...
Ciao!

Clauminara dijo...

también de chiquita me enfermaba mucho de las anginas, pero lo malo es que mi mamá lo solucionaba con inyecciones de penicilina, cada que me enfermaba, me tocaban 15 inyecciones :(