22 casorios y 21 divorcios...

jueves, 1 de mayo de 2008

... fue el total del Día del Niño.

¡Ufff! Esos chamaquitos sí que no tienen perdón de Dios. ¡ Cuánta energía! ¡Cuánto griterío! Corren por aquí, corren por allá. Patean al Doctor Bara Bara...

Acabé muerta, enterrada y sin resucitar. No que no, Marieta no vuelve a casar niños hiperactivos.

Todo empezó en punto de las 8:30 de la mañana, la kermes en cuestión era a las nueve, pero Pepue dijo que el Juez tenía que estar antes, así que ahí estaba.

Llegar no fue dificil, porque el Gran Capi nos llevó en La Roncha y hasta ibamos muy alegres, pero ya ahí, empezó el infierno.

La maestra Directora se desvivió en cumplidos para el Pepue qué bonito; ahora sí que te doy un 10; nunca se había visto algo así... no cabe duda que la única que salió torcida fue Marieta...

Aquí fue cuando le agarré la mano, me quite la cabeza del Doctor Bara Bara y saludé a la Maestra Directora- sí yo tambien estudié en esa horrible primaria- que toda llena de pena me miró y me dijo que bueno que vas agarrando camino muchachita. Para despues mirar al Pepue y seguir con su letania.
Estaba que no cabía, como una gallina culeca. Y el Pepue... bueno era Don Inflado.

Mi primo José se empeñó en llevar margaritas para las novias -una onda así como de ramo- y pequeños moñitos negros para el novio- una onda así como jalada (jijiji). Acomodamos el escritorio, las sillas y ¡ah! un trapo rojo que tambien llevó José, que para que fuera la alfombra roja.

El Pepue pidió las veladoras que sobraron de la Ofrenda de Día de Muertos y las puso onda así como cirios del Santísimo y peinó al Doctor Bara Bara, bueno lo que se le puede peinar porque así que digas cuánto pelo tiene, pues no.

A las nueve en punto se abrió la puerta. Los niños corrieron como ratas en el Titanic. José se acomodó el saco, Pepue su corbata con la cara de Homero Simpson y el Doctor Bara Bara adquirió pose solemne. Ni una mosca se paraba por ahí.

A eso de las 10:30, el Pepue se convenció de que tenía que hacer campaña publicitaria y se fue a la Discoteca que se encontraba nada más y nada menos que en el salón de los de tercero.

No lo dejaban pasar porque... pues porque la popularidad no es su fuerte con los "fresas" sino con los "ñoños y nerds" y esos no bailan y mucho menos el aserejé. Despues de muchos intentos, apareció Berenice -el amor platónico del Pepue, sí, tambien tiene su corazoncito- y bueno, pues ella le dijo al de la puerta que no fuera "x" y que lo dejara entrar, nada más porque es su hacedor de tareas oficial.

Yo no vi, pero dice mi primo José que corrió detrás del Pepue, que el cerebrin de mi hermano se portó como todo un showmen ¿? y que hasta terminó siendo algo así como el conductor ese que sale a medianoche en Pare de Sufrir. Les aventó un choro -al ritmo del reguetón- acerca del amor y que si Eric From y no se qué tantas cosas que sólo ese chamaco sabe. Y pues funcionó.

A los diez minutos de que abandonó ese antro de perdición, la primera pareja llegó, y luego la segunda y luego la tercera y luego perdí la cuenta porque por ahí de las doce del día apareció Berenice con un tal Alejandro, galancete de la escuela -aunque según José ni es para tanto- con testigos y todo.

El Pepue disimuló, porque... porque así es él, siempre disimula lo que no se debe de disimular si uno no quiere despues ir por la vida como zombie de tantas penas que se carga esa cosa llamada corazón. José -que inmediatamente se dio cuenta de la "tensión" que volaba en el aire-no le puso el moñito negro al tal Alejandro y de mala gana le dio el ramo de margaritas al objeto de deseo de Pepue: Berenice.

El Pepue no podía mirarla a los ojos, aunque ella insistía en sonreirle y todo chafió cuando le dijo que si no era su testigo en tan memorable ocasión (sic). El Doctor Bara Bara quiso impedir el asesinato de un corazón y movió negativamente la cabeza mientras explicaba que los miembros del juzgado no podían participar, pero el Pepue en un harakiri impulsivo y melodramático, agarró la pluma, sonrío como si quisiera sonreir y firmó.

José entonces soltó los lagrimones -ya le he dicho que eso algún día le traera consecuencias funestas- y se volteó. Berenice agradeció lo efusivo de la ceremonia y el escuincle ese de Alejandro se portó como Eduardo Capetillo en plena boda con Bibi Gaytan.


Notése la cara de Arabela, la de Don Gato que pone ese Capetillo.


Las demás uniones- incluíada la de Arturin con Javier, que hicieron en secreto, atrás de las jardineras, a pesar de que el Pepue los trató de convencer de que ya era algo muy normal y de que si la aprobación de la Ley de sociedades de convivencia y no sé cuántas cosas más - transcurrieron de lo más normal, monótono y aburrido.

Y cuando pensabamos que ya todo había acabado y cuando José se disponía a alzar el trapo que usó de alfombra rojo y cuando el Pepue miraba un punto fijo ya sin un latido dentro de su alma, apareció Berenice jaloneando a Alejandro en un escándalo de esos que salen en Tvnovelas.

No sé bien los motivos que argumentaron, y no los sé porque el Doctor Bara Bara es un poco sordo, pero lo que sí supe fue que Berenice exigia inmediatamente el divorcio. No dudamos ni un instante en aceptarlo. José improvisó unos documentos -porque no llevabamos nada para eso- y en menos de tres minutos ya estaba hecho.

Y como ellos son los "más populares" de la escuela, pues todos siguieron su ejemplo. Y al final, los únicos que se mantuvieron fieles a sus sentimientos resultaron ser Arturin y Javier, a los que según el Pepue se les ve muy felices y enamorados.

No sé que conclusión tiene todo esto, sólo sé que el Pepue en una mañana amó a una soltera, una casada y una divorciada, todo en el mismo paquete.

1 cuchicheos:

jandro dijo...

jajajajaja no manches, si vieras las imagenes que vinieron a mi mente gracias a Arturin y Javier.... tan chikitos.... se nace con eso o se hereda? tu que dices...